El mágico encanto de la Noche Buena.

Estamos a pocas horas para que las campanas nos anuncien la Noche Buena. Por fin esta gran faena de compras, reuniones, regalos, y comilonas llegan a su momento más importante la Cena de Navidad. Sin duda algunas para millones de personas es la noche más esperada del año.

Entre nos, para mí la navidad en esencia  es un encuentro con la familia, con los seres queridos, con las amistades, es tregua, es alegría, son las luces encendidas en al alma y un cálido abrazo sin tiempos. La navidad también es, recordar a quienes compartieron con nosotros inolvidables momentos en una noche como ésta y un abrazo que hoy es infinito, porque ya no los tenemos presentes.

Justamente hoy deseo compartirles un interesante y reflexivo texto que me llego vía internet, me llego al corazón, porque al igual que muchas mujeres como tú, también perdí a seres queridos – a mis padres – y en fechas como ésta, su ausencia física duele y el vacío que nos dejaron es más profundo. Sin embargo saber que los tenemos cerca espiritualmente nos devuelve la alegría y esperanza de saber que nunca se han ido y que la vida continúa.

Aquí va:

«Se acercan las Fiestas y empiezan los preparativos: los regalos, la decoración, el menú de la cena, el lugar donde reunirse.

Y aparece la pregunta inevitable: “¿Cuántos somos el 24?”. Y en la respuesta, aparecen, implícitamente, las “sillas vacías”, las personas que no están.

La persona que está lejos, la que la vida llevó por otro camino, la que eligió no estar, la que se enemistó, la que se llevó la muerte…

Y aparece la tristeza. Y las “sillas vacías” duelen. Y necesito ese abrazo contenedor y prolongado que no va a llegar.

Y extraño tu sonrisa.

Y los ojos se llenan de lágrimas.

Y duele.

Pero es la realidad. Y a la realidad hay que aceptarla.

Entonces suspiro hondo y giro la cabeza. Y veo las “sillas ocupadas”.

Son las personas que me aman. Y sonrío.

Así es parte de la vida: pérdidas y ganancias.

Así voy a brindar el 24, con lágrimas contenidas por las “sillas vacías”, y sonriendo desde el alma por las “sillas ocupadas”.

Feliz. Sí, feliz a pesar de la tristeza.

Porque ser feliz no es necesariamente estar alegre. La alegría es una emoción pasajera que termina cuando el buen momento finaliza.

La felicidad es otra cosa. Es un estado del alma. Ser feliz es estar en paz. En paz sabiendo que estoy recorriendo el camino correcto, el que coincide con el sentido de mi vida, el de mis errores y triunfos, con mis miedos y mi coraje.»

Entrañable y sabio texto verdad, desconozco el nombre del autor, pero de hecho lo escribió con el corazón.

Finalmente debo decirles que lo que más me encanta de estas fiestas navideñas, es la maravillosa posibilidad de compartir con la familia, con las amistades, con los compañeros de trabajo, me gusta porque podemos darnos abrazos eternos, podemos decirnos frases motivadoras, sobre todo porque son días que nos dan tregua, tolerancia y ganas de vivir en un mundo realmente bueno y lleno de amor. Lo que no me gusta es que toda esta amabilidad  se diluye al final del año. La gran pregunta ¿será posible hacer de cada día nuestro una noche buena de navidad? Y tú que piensas??

Un enorme abrazo con toda la magia de la noche buena, sonríe, agradece y da lo mejor de ti en cada noche buena de los 365 días del año.

Tus amigas de

PARA TI MUJER HOY

 

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