Hace unos días cumplí años, cuando menciono esta frase como que se me hace un nudo en la garganta por sentimientos encontrados que afloran dentro de Mí. El primero porque me siento feliz de cumplir los años que tengo, y estar completa, vital, acompañada por una familia que me ama, lista para emprender nuevos retos, con la suficiente fuerza y energía mental de seguir intentando lograr la cima de varios nevados que aún están en espera en mi cuaderno de sueños y proyectos. – teniendo en cuenta que empiezo la quinta década – aún sigo soñando con imposibles posibles… sigo apostando por nuevos aprendizajes y al mismo tiempo por desaprender otros que no suman. Porque ahora deseo vivir con menos.
Sin embargo, al mismo tiempo, confieso que me asusta emprender un nuevo año, de pronto siento cierto vacío al tratar de imaginar cómo han de llegar estos 364 días en blanco que se abren para mí. Siento tristeza por el año que paso, por todo lo que no pude hacer, decir y lograr, pero al mismo tiempo siento el gran peso de los años, de hecho, ya viví gran parte de mi vida sobre este gran planeta nuestro. Ser consciente de ello, me conmueve, me frena. Una vez más este mundo dual me paraliza y debo enfrentar este dilema.
Qué duda cabe que el mundo es dual, es blanco y negro, es noche y día, es grande y pequeño… es bueno y malo…toda la vez. Lo importante es no detenerse en esos conflictos existenciales que siempre se asoman, que rondan. En estos momentos es bueno detenerse en los saldos a favor que hemos ido adquiriendo en a lo largo de nuestra vida, esos saldos que nos empoderan, nos suman, nos hacen sentir especiales, únicas, irrepetibles y a la vez conscientes de lo que somos, tenemos y hacia dónde vamos.
A pesar de mis miedos y limitantes, que son parte de la vida misma, no hay forma de quedarse en el mismo punto, la posibilidad de lograr sueños y emprender nuevos proyectos solo será viable, si somos capaces de salir de la zona de confort y ver que hay en este inmenso océano del mundo externo. Atrevernos y no quedarnos con las ganas, al margen de los resultados siempre será mejor intentarlo y no quedarnos en el mismo punto del camino.
Este año empiezo con una gran lección que me regaló la mamá de una entrañable amiga, la misma que se las comparto ahora. Esta señora tiene 96 maravillosos años de vida, y esta entera, vital, camina, hace lo que realmente quiere. Ella a esta edad, sigue soñando con tener una casa más grande que la actual, para recibir cómodamente a sus amistades. No cabe duda que la capacidad de soñar y lograr nuestros proyectos siempre será posible, mientras sigamos respirando, como bien decía mi madre.
Y para terminar este encuentro, también deseo compartirles que a partir de ahora decido vivir con menos de 90 objetos. Todo lo que poseo deben caber en una mochila de 40 litros. ¡Bingo!! no necesito más, tengo lo necesario para vivir a plenitud. Además, un amor infinito hacia mí misma, una gran familia que me ama, amistades de por vida que están siempre a mi lado. Ahora solo queda viajar, compartir, recrearse, aprender algo nuevo cada día, así como desaprender, crear fascinantes experiencias y vivir en armonía con este misterioso y maravilloso universo… disfrutar de los momentos sencillos de la vida. ¡Aquí y ahora!!
Vivir con menos es un gran reto que sumara de hecho en mi vida.
Un energético abrazo y nos vemos pronto.
Lourdes Irene,
Life Coach & Mentory
www.paratimujerhoy.com