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Cómo aprender a ser, aprender a aprender, aprender a hacer, para ser mejores personas.

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A inicios de marzo coincidiendo con el inicio de la etapa escolar, estuve leyendo en un importante diario de mi país (Perú) un artículo denominado “cinco hábitos claves para brillar en la vida”.

Entre los aspectos valorables –para mí – en el artículo, y que recomiendo a escuelas y padres, es el fomento de la lectura en los niños, práctica de la redacción, y el incentivo al trabajo colaborativo.

En este caso, deseo hablarles sobre algunos aspectos más, que requieren ser tomados en cuenta, no para brillar en la vida, pues creo que el brillo individual es muy posible, pero no siempre depende solo del mérito personal.

Desde mi perspectiva creo que para transitar y desarrollarse con éxito en la vida.

Lógicamente entendemos que la escuela debe prepararnos no sólo para el éxito académico sino debe asegurar en cada estudiante, competencias integrales ligadas al: aprender a ser, aprender a aprender, aprender a hacer, y el aprender a convivir (los cuatro pilares de la educación tan difundidos por la, UNESCO).

Debemos hoy en día preocuparnos tanto en la escuela y el hogar, en el cómo aprenden los niños y a lo largo de la vida y no sólo en el que se debe aprender.

Importa qué estrategias se debe utilizar para aprender y más hoy en día, cuando a muchos niños y jóvenes les resulta más motivador estar frente a un computador que en una sesión de clases en aula. Necesitamos saber cómo se pone en juego y de la manera más entretenida algunos procesos claves para cualquier aprendizaje: la atención, la observación, la memoria, el cómo se transfiere lo aprendido a otras situaciones y escenarios, el cómo disfrutamos de estos aprendizajes tanto de forma individual y en grupo, el cómo se enfrentan y se vencen situaciones difíciles, entre otros.

Algo importante es que el aprendizaje en general tiene que ver con el tipo de experiencias que podamos brindarles a los niños desde sus primeros años, por ejemplo: la práctica del arte en todas sus formas, el juego, las experiencias al aire libre, los viajes, y otras actividades según la edad, fomentaran su interés por la curiosidad, el descubrimiento, la inventiva, la investigación, la observación de su entorno físico, social, y cultural.

Mucho mejor si estas actividades son desarrolladas en equipo, en interacción.

La práctica de diferentes valores también resulta indispensable en nuestra formación, si no queremos ser ganados por una excesiva individualización, si buscamos superar la violencia en todas sus formas y la precipitada deshumanización.

Nos hace falta aprender a convivir con los demás, aceptar nuestras naturales diferencias, practicar la solidaridad, el esfuerzo cooperativo antes que la compulsión por la competencia interpersonal.

Pienso que vivir en un mundo tan cambiante nos exige ser flexibles, capaces de ajustarnos a esos cambios, pero por sobre todo, tener en cuenta que necesitamos de los demás: de una familia, de un amigo, de un grupo de trabajo, de una ciudad a la que nos debemos y queremos y de un país del que somos parte.

Entonces, nuestras escuelas deben enseñar a nuestros niños a ser mejores personas a convivir en armonía, y en nuestro mundo familiar, fortalezcamos como madres, hermanas o parientes estos aprendizajes que son tan significativos o más en nuestras vidas que el solo hecho de aprender un conjunto de conocimientos.
Un abrazo desde este lado de la mágica burma,
Tus amigas de
MUJER HOY

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