Navidad Limeña de ayer y hoy

CELEBRACIONES NAVIDEÑOS
La celebración de la Navidad está relacionada –como es de entender- con la llegada de los españoles. Cuenta el tradicionista peruano Ricardo Palma que desde la quincena de diciembre las misas anunciaban ya el nacimiento de Jesús, en donde se mezclaban los ritos religiosos con manifestaciones “paganas”: la música y los bailes se unían para celebrar este magno evento.
Cuenta Ricardo Palma que el día 24 de diciembre en la Plaza Mayor se vendían dulces, flores, juguetes, licores y otros; esperando la Misa del Gallo en la Catedral , a donde se concurría a las doce para celebrar la llegada de Jesús de Nazareth. A continuación, una opípara cena, con su tamal y ricos potajes incluidos, esperaban a los feligreses en sus domicilios y seguidamente “para bajar lo comido” se continuaba con una “jarana de rompe y raja”.En esta época del año también era representativo “armar” el Nacimiento o Belén en donde además de la Vírgen, San José y el pesebre, no faltaban una serie de personajes como los pastores y animales como la vaca, el burro y las ovejas.
Era muy común que las personas se visitaran en Navidad para ver sus respectivos Nacimientos y por ello se agasajaba con un vaso de chicha morada, de jora o de otras bebidas que eran llamadas “Orines del Niño”.La misma Noche Buena, antes de ir a la Misa del Gallo, el Niño Jesús era colocado en el pesebre tapado por un tul, a la espera de las 12 de la noche. El Nacimiento duraba hasta el día de Pascua de Reyes (6 de enero) en que eran colocados los Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltazar).Todas estas costumbres duraron por largos años. Las fiestas del “Día de los Inocentes” (28 de diciembre ) y la “Bajada de Reyes” se celebraban con feriados e incluso habían fechas que tenían sus propios ritos como el “sembrar trigos, infaltables en los Nacimientos” los 13 de diciembre, día de Santa Lucía o el llevar una carta a Papa Noel en la Casa Klinge. Ni que decir de los Nacimientos en los principales conventos de la ciudad.
Hoy la celebración de la Navidad ha cambiado, no sé si para bien o para mal. Las compras priman antes que el compartir. Las calles se llenan de luces y de comercios engalanados para incentivar las ventas. Sin embargo aún subsisten los Villancicos, la Cena Navideña con el pavo, la taza de chocolate y una rodaja de panetón, de origen italiano; así como los pinos navideños llenos de luces y el trepitar de los cohetones y luces multicolores. Y lo más tradicional ahora en muchas partes de la ciudad es adornar con luces, nuestras casas y armar el infaltable árbol navideño. Costumbre que armazones de metal con formas navideñas, costumbre que hoy se multiplican por todo Lima.

A todos estos simbolos, no debemos olvidar sumarles el verdadero sentir de la Navidad: el compartir con la familia, con las amistades y los que más nos necesitan; asimismo la renovación de una voluntad de justicia social y paz.

Un cálido abrazo y los mejores deseos para ti, que compartes con nosotras esta entrañable forma de comunicarnos.
Desde este lado de la màgica bruma
Tus amigas de,
MUJER HOY

Deja un comentario

Scroll al inicio